lunes, 14 de marzo de 2016

¿EL CASO-ME OTRA VEZ?

😈 La 1 de TVE estrenará mañana una nueva serie basada en lo que fue el semanario de sucesos El Caso que promete ser una variante de la serie Cuénta-me cómo pasó, también conocida por muchos como Miénte-me otra vez



MADRID ─ Allá por 1970 y durante casi dos años, colaboré con la revista Velocidad, del grupo Eugenio Suárez, que también editó, entre casi una veintena de cabeceras, Discóbolo, Tendido 13, Cine en Siete Días, Sábado Gráfico ─revista inicialmente del corazón pero que terminaría siendo de información general e incluso política, teniendo más de un rifirrafe con la censura del gobierno de Franco, pese a que Suárez había sido falangista en su tierna juventud─ y, la publicación que hoy nos ocupa, El Caso, dedicada a sucesos, de la que siempre se dijo que había sido una de las pocas cabeceras españolas que había conseguido superar el millón de ejemplares, aunque luego, según leí más tarde de fuentes más fiables, la tirada máxima había estado en 400.000 ejemplares, cuando se descubrieron los crímenes de José María Jarabo, sobrino de un magistrado del Tribunal Supremo. Con mi experiencia de entonces y a la vista de los trailers con que La 1 viene promocionando desde hace semanas su nueva serie, creo estar en condiciones de afirmar que ésta va a tener poco que ver con la realidad de lo que fue el semanario El Caso.

Lo primero que me llamó la atención fue la lujuriosa redacción que se nos presenta en los trailers de la serie, sólo explicable por una maniobra de los agentes del Ministerio del Tiempo, que lo mismo han trasladado a la época a que me refiero todo el mobiliario moderno que puede verse en dichos trailers. Las mesas de la redacción de El Caso eran, si no me falla la memoria, metálicas, con un cristal por encima, aunque la verdad es que el desorden y los papeles con frecuencia impedían ver no ya la máquina de escribir ─algo más antiguas que las que se nos muestran en la serie televisiva─ sino hasta la propia mesa. Los teléfonos modelo Heraldo puede que llegaran años después ─El Caso apareció en 1952 y cerró en 1997─ pero los de mi época eran más antiguos.

No digamos ya el espacio en la Redacción, que entonces escaseaba y que ahora parece sobrar. En 1970, las redacciones de El Caso, Cine en 7 días, Discóbolo, Tendido 13 y Velocidad compartían la planta sexta de la finca número 23 de la calle Sagasta y aunque El Caso era la que disponía de más espacio, ni por aproximación el que ahora se nos muestra, estando su redacción muy congestionada por mesas y, como decía papeles. Ni en los mejores momentos del grupo Suárez, ni siquiera el propio Suárez tuvo un despacho similar a las instalaciones en que ahora se nos ubica a El Caso.

Fomentar el crimen para seguir llevando los garbanzos a casa

Se me viene ahora a la memoria los encuentros con los fotógrafos de El Caso en la escalera o el viejo ascensor de la finca que dado que compartíamos planta con su Redacción eran frecuentes y cuando les preguntaba: ¿Vais a trabajar?, con frecuencia obtenía la siguiente respuesta: Sí, tenemos que fomentar el crimen para seguir llevando los garbanzos a casa.

La publicación desapareció víctima más de la televisión que de la modernización experimentada por la sociedad española, como demuestra el éxito de los 'reality shows' con que ahora nos machacan todas las cadenas televisivas. El 'público objetivo', por usar términos de márketing, de El Caso eran las amas de casa, lo que entonces se denominaba las 'marujas' de clase social baja y media, aunque también lo leían en clases acomodadas, aunque se cuidaban mucho de reconocerlo públicamente e incluso mandaban a algún empleado del hogar al quiosco para que les comprase El Caso y que nadie pudiera decir que les habían visto comprándolo. Yo conocí a una dama belga, esposa de un directivo del mundo del motor, que era lectora asidua de El Caso y que no tenía el menor reparo en confesar públicamente que lo leía y que le entusiasmaba.

Sin que ello suponga un menosprecio del trabajo de mesa, de teléfono y de calle, de los redactores de El Caso, lejos de por las investigaciones aventureras de éstos ─según se desprende de  la promoción de la nueva serie televisiva─ una buena parte del éxitodel semanario se debió a las conexiones que algunos de aquellos redactores tenían con la Policía, desde donde les llegaba información clave sobre los sucesos del momento. Gracias a esas conexiones yo pude examinar una vez una colección de fotografías dantescas hechas por los agentes de Policía, en las que se mostraba el escenario que se habían encontrado al investigar una matanza ritual relacionada con cierta secta que había tenido lugar por aquel entonces creo que en Canarias. 

Por cierto, que los personajes que aparecen en la serie televisiva me recuerdan poco a los redactores de El Caso. Hasta la caracterización de la artista que interpreta a Margarita Landi, alma mater de la Redacción de El Caso, tan sólo se me parece a la auténtica Margarita Landi en dos cosas: la pipa de fumar y el cabello rubio, aunque este último creo que era más claro, no tan dorado como en la caracterización, y la auténtica Margarita Landi juraría que estaba entonces algo más rellenita que su intérprete de ahora.

Margarita Landi usaba también un pseudónimo que no he conseguido traer a la memoria con el que me parece que firmaba una especie de consultorio sentimental. Aunque casi todos sabían en el grupo Suárez quién se ocultaba detrás de aquél pseudónimo, Margarita guardaba celosamente el secreto ante sus lectores, algunos de los cuales se personaban de vez en cuando en la Redacción para plantearle sus problemas y cuitas.

En fin, que en nuestra opinión nadie debe esperar una serie televisiva con un mínimo rigor histórico, sino una serie policíaca a la española cuyos episodios se acogen a la Redacción de El Caso y nos tememos que, como en Miénteme otra vez... digo, Cuéntame otra vez, las imprecisiones en los hechos y, sobre todo, en el tiempo serán muy abundantes.