martes, 27 de agosto de 2019

RECUERDOS DEL TRASTERO: EL ERF "SABRINA", UNA HISTORIA DE CURVAS

- ¿Por qué un camión de mediados de los años 50 recibió un apodo inspirado en la voluptuosidad de unas formas femeninas?



El ERF KV Sabrina fue diseñado inicialmente para atender las
necesidades de la industria cervecera británica
MADRID ─ Hace unos días, se me ocurrió publicar en Facebook, concretamente en el grupo de Amigos de los Camiones Clásicos, una fotografía de un camión británico un tanto particular, un ERF apodado Sabrina, por la que fui etiquetado por Francisco Enciso Jiménez, distinguido miembro del grupo, que me señalaba que el vehículo de la foto no era real sino una maqueta. Como yo dudase de si era una maqueta o un muy buen dibujo a color, Natxo Llorca y Gregorio Gómez, dos no menos distinguidos miembros del grupo mencionado, me señalaron que se trataba de un diorama, es decir, de una escena montada con decorados en torno a la maqueta. Recordé entonces vagamente por qué a aquel camión se le había dado el sobrenombre Sabrina y me comprometí a recopilar información sobre el asunto para escribir un comentario al respecto, para lo que he contado con la inestimable ayuda del ya mencionado Gregorio Gómez, reconocido gran maestro de los camiones clásicos y de la historia del transporte de mercancías sobre ruedas.

La primera vez que oí hablar de los ERF Sabrina, unos camiones que salieron al mercado en 1954, y de que su sobrenombre estaba relacionado con las generosísimas líneas de una belleza femenina llamada Sabrina, lo primero que se me vino a la cabeza fue la famosísima película Sabrina dirigida por Billy Wilder en 1954 y protagonizada por Audrey Hepburn, Humphrey Bogart y William Holden.

Pero entonces descubrí que Audrey Hepburn no era de origen británico sino belga y, por otra parte, estaba claro que la indiscutible belleza de la Hepburn poco tenía que ver con unas formas voluptuosas. ¡Algo no encajaba!.

Norma Ann Sykes, la Sabrina a cuya figura rendía
tributo la cabina del ERF KV Sabrina de 1954
Así fue como me enteré de que la Sabrina que había inspirado el sobrenombre del camión de ERF que nos ocupa, era en realidad una modelo británica cuyo verdadero nombre era Norma Ann Sykes, recordada más por su figura y su generoso seno ─que frecuentemente realzaba con suéteres ajustadísimos y que era natural pues aún no existían los implantes de silicona─ que por sus dotes artísticas. Era una Marylin Monroe o una Jane Mansfield a la británica.

Pues bien, esta Sabrina adquirió cierta popularidad por sus papeles secundarios en una película británica, también de 1954, y sus segunda, tercera, cuarta y quinta partes. La primera entrega se titulaba Les Belles de St. Triniants, que podría traducirse libremente como Las macizas del Santísima Trinidad. El film contó con una gran actuación de Alastair Sim, pese a ser varón, en el papel de rectora de un colegio de señoritas bien.

Se trataba de una comedia cuyo argumento era que un jeque árabe que cría sus caballos de carreras cerca de la sede del colegio, decide llevar a éste a su propia hija y cómo las directoras de la institución tratan de sangrar al jeque para sanear las finanzas de aquélla. Pese a la sencillez de la trama, la película consiguió un gran impacto de taquilla, colocándose en tercer lugar del ránking en 1954, lo que animó a su productor a emprender el rodaje de las cuatro secuelas mencionadas.

El quid de la cuestión

Dejando por el momento la fenomenal pechuga de Norma Ann Sykes, vamos a situamos en 1950, momento en que muere, a la edad de 80 años, Edwin Richard Foden, fundador del fabricante británico de camiones ERF. Su hijo Dennis, con sólo 30 años de edad, se ve entonces obligado a tomar las riendas del negocio y decide acometer un cambio significativo en el producto que venía fabricando hasta ese momento la compañía de su padre. Ese cambio va a cristalizar primeramente en el desarrollo de una nueva cabina, la Kleer Vue (KV) y, poco después. en 1954 ─obsérvese la magia de ese año, que data reiteradamente muchas de las cosas que se manejan en este comentario─ en la salida a bolsa de la compañía británica.

Este es el diorama creado en torno a una maqueta del ERF KV que dio
lugar al presente artículo
La cabina KV fue desarrollada por Gerald Broadbent, un joven diseñador que a la sazón trabajaba en J. H Jennings, un carrocero de autocares de Sandbach, la ciudad en que estaba ERF, y Ernest Sherratt, el ingeniero jefe de ERF. Al parecer, la cabina había sido demandada por la industria cervecera británica, que quería que en ella pudieran ir tres personas: el conductor y dos mozos que se encargaran de la carga y descarga de los barriles de cerveza.

Puede extrañar al lector que hubiera entonces una industria cervecera con potencial suficiente para demandar una cabina específica a un fabricante de camiones, pero debe tenerse en cuenta que las cifras de producción de camiones se medían por entonces en sólo decenas de vehículos.

Aunque inicialmente parece que Broadbent y Sherratt pensaron en abandonar las cabinas con morro que entonces dominaban el mercado, cambiando a una cabina totalmente avanzada, finalmente y al menos para atender los deseos de la industria cervecera británica, optaron por una cabina semiavanzada (chata) que dejaba disponible para conductor y los dos mozos casi todo el espacio de su interior. Esta cabina KV fue la que recibió el sobrenombre de Sabrina, al relacionar su pequeño morro con los senos de la artista británica.

Otro bonito ejemplar del ERF KV Sabrina
Es conveniente señalar que aunque siempre se haya asociado el frontal de una cabina con la cara de una persona, en que el parabrisas, habitualmente partido en aquellos tiempos, correspondía a los ojos, y la nariz y boca a todo lo que había bajo el parabrisas ─recordemos el Mofletes de Pegaso─en el caso de la cabina KV, todo lo que hay bajo el parabrisas se asocia con los potentes senos de Sabrina, reflejando quizá que aparte de a los ojos nadie era capaz de mirar a otra parte de su cuerpo.

Suposiciones metafísicas aparte, lo cierto es que la cabina KV tuvo un enorme éxito. Futurista e imaginativa, supuso la primera utilización de vidrio curvo en un vehículo industrial, algo que, según cuentan las crónicas de la época, planteó grandes problemas de producción a Triplex, el fabricante del vidrio. Los transportistas se enamoraron de su forma redondeada y el camión con su motor Gardner se convirtió en una leyenda.

Foden se apropia del sobrenombre Sabrina

A poco que se conozca la industria británica fabricante de camiones se sabe que entre ERF y Foden ha existido tradicionalmente una rivalidad tremenda, sin duda no ajena a que los fundadores de ambas compañías, radicadas en la ciudad de Sandbach, eran hijo y padre, respectivamente, y ya se sabe que en estas cosas unos miembros de la familia forman piña con uno de los dos y otros lo hacen con el segundo de ellos, estableciéndose rápidamente una confrontación de intereses entre ambos bandos.

La cabina S24, que puede verse en la fotografía, fue la primera en que
Foden, rival ancestral de ERF, usó el apodo Sabrina que esta segunda
marca había utilizado para su cabina algunos años antes
Pues bien, parece que en torno al uso de la denominación Sabrina para la cabina de los camiones también surgió polémica entre las ramas familiares, cuando en los años 60 y 70, los de Foden también usaron ese apodo para sus cabinas S24, S30, S34, S36 y S39, lo que fue muy censurado por la rama que apoyaba a ERF, la cual acusaba a los de Foden de haberse apropiado de una denominación a la que no tenían derecho alguno y que las cabinas Foden mencionadas tampoco justificaban.

Lo cierto es que con el paso del tiempo, la denominación Sabrina terminó estando más relacionada con los camiones Foden que con los ERF, algo que algunos explican por el hecho de que al ser Foden una de las marcas preferidas en el mundo de los feriantes, siempre muy aferrado a sus tradiciones, ello contribuyó a proyectar mejor en el futuro la asociación del sobrenombre Sabrina con los camiones Foden que con  los ERF, pese a que estos últimos hubieran sido los primeros en utilkizarla.